jueves, 24 de noviembre de 2011

"El paradigma constructivista dentro del modelo histórico-cultural”

La filosofía define la educación como un proceso exclusivamente humano, intencional, inter comunicativo y espiritual, en virtud del cual se realizan con mayor plenitud la instrucción, la personalización y la socialización del hombre (SEP, 2001).
Desde hace tiempo, las personas siempre  se han preguntado, sobre cómo es que se aprende, si bien existen muchas hipótesis, no es hasta 1970 que los modelos de aprendizaje se toman como paradigmas contemporáneos en cuanto a la psicología evolutiva.
Desde el momento en que somos concebidos pertenecemos a una sociedad, donde por ello, se mantienen relaciones de orden interactivo, en donde nuestros padres al ser  el primer vínculo (Musito y Cava, 2006). El constructivismo, mantiene que el desarrollo de los seres humanos en cuanto a su aprendizaje, es por etapas, por lo que pese a que tiene raíces piagetanas, se le da un giro diferente, es decir; no solo mantiene que el desarrollo es por etapas, si no que a diferencia, hace una aproximación más específica del desarrollo.
Es bien sabido que el conocimiento no solo es de adulto a niño, o de niño a adulto, si no que la función individual del niño, torna a ser más activa y es por ello, que no solo aprende de un modelo preestablecido, si no que aprende de sus iguales y tiene la capacidad de hacer cambios, es por ello, que el cambio del desarrollo ocurre en base y función de las competencias cognitivas.
Si bien, existen autores constructivistas enfocados a ciertas áreas del desarrollo del infante, desde Pascual-Leone y los esquemas hasta Haward y las inteligencias múltiples, ambas tienen base en que el niño es constructo del desarrollo, es decir; es el producto de ciertas etapas y el cómo se logran es mucho más importante que el producto mismo, pues bien, los procesos cognitivos, se vuelven más importantes que los resultados (xxxxxxx);  la comprensión de los significados, es el eje del desarrollo, donde se le toma importancia a que el orden de los factores si afecta el producto, restándole importancia a el resultado, pero agregándole cierto valor a todo el proceso que conlleva el producto.
El aprendizaje se vuelve como una serie de etapas que suceden por estrategias cognitivas y matacognitivas (procesos internos del individuo), pero he aquí, como los nuevos sistemas educativos cargan con la bandera de un modelo constructivista y solo dan paso a la ambivalencia de la teoría misma; hoy en día, lo que importa con el sistema capitalista y en la fase neoliberalista en la que vivimos, se suele pensar que lo que se vive en función de producir para consumir más,  y la idea en que en la competencia existen las mismas oportunidades para ganar pero donde solo gana uno. Esto mismo se ha pasado a la áreas no solo laborales, si no de educación, donde el aprendizaje se vuelve una serie de estrategias cognitivas, donde la función individual del estudiante se torna a ser mucho más activa, pero dejan a un lado el proceso por el cual se llego a un resultado; el sistema de aprendizaje se ha vuelto aparentemente más competitivo, individualista y productivo, dejando atrás la importancia de los procesos cognitivos, es decir; el producto es el importante, la estrategia, el proceso, la comprensión de significado,  pasan a segundo plano.
El niño se convierte en autor de un papel activo, donde mediante las experiencias corporales, poco a poco desarrolla la construcción de conceptos, valores y actitudes de género. Kholberg, parte de ideas piagetanas, pero desde el sentido en que los conceptos y actitudes sexuales del niño no derivan de estructuras innatas ni de patrones culturales arbitrarios, si no que tienen su origen en la organización cognoscitiva que hace el niño de su mundo social siguiendo las pautas de su rol, donde la identidad de género no llegará a constituirse hasta que se alcance el proceso lógico de pensamiento (García, 2010).  Ahora bien;  la teoría constructivista, no puede dejar atrás a otros paradigmas contemporáneos, pues el ser humano no solo es desarrollo por etapas que ocurren en la competencia cognitiva, si no que el ser humano al vivir en sociedad, su yo, no solo es procesalista, si no que es también funcional, y es por ello que la teoría histórico-cultural, también se encuentra involucrada en el proceso del desarrollo de las personas, pues según  Vigotzki, las interacciones sociales promueven el desarrollo y por ende actúan como un catalizador en el aprendizaje. 
 El ser humano es un constructo de un paso de etapas, en las que ha adquirido cierto desarrollo o maduración para poder desarrollarse en la sociedad y en base a ésta misma se generan ciertas estrategias cognitivas, pero si solamente vemos que el proceso de desarrollo es puramente estructuralista funcional, donde quedaría la parte en que la esencia del ser genera procesos individuales, en los que crea su identidad y el hecho de marcar la diferencia entre todos los otros entes aparentemente iguales, es aquí cuando entonces entra la metacognición y abre paso a la metasubjetividad en la que los procesos biológicos y cognitivos se ven involucrados dentro de un campo social, formando entonces una explicación de un ser autentico desde la perspectiva biopsicosocial. El ser humano, no es solo constructo funcional, ni el resultado de procesos de desarrollo, el ser humano es ambas y a la vez va mucho más allá de un paradigma sobre su propio desarrollo, personalmente, quizá, casarse con teorías y no ver más allá, obstruye la esencia de su propia existencia y la de el mismo desarrollo epistémico, por lo que me parece que el desarrollo del ser humano es  biológico, cognitivo y social.

Referencias
García, G. (2010). Educar para educar. Distrito Federal: 12editorial.
Musito, G y Cava, M. (2001). La familia y la educación. Chile: latinoamericana.
SEP. (2001). Orientaciones pedagógicas para la educación preescolar de la ciudad de México. Ciudad de México. Secretaria de Educación Pública. 

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