El currículum en México ante la tormenta.
En el
sentido en el que la evaluación del currículo resulta ser un aspecto importante
y necesario en cualquier sistema educativo nacional, puesto que proporciona las
bases para las tomas de decisiones en política curricular, resulta ser clave la
necesidad del intercambio sobre los continuos ajustes curriculares y los
procesos de su implementación.
En
lo que incluso, se podría decir, que la educación, hoy y siempre, queda
afectada por la realidad que aqueja a la
sociedad y que la envuelve como proceso de desarrollo personal y social, ha de
tener como referente precisamente el contexto en el que se inscribe, sirve, e
incluso trata de mejorar y transformar la realidad.
Para
México, una realidad poco prometedora, un currículum real, que parece más
evidente que la perplejidad que deja el sol al verlo directamente. Los cambios
sociales, culturales y económicos que se viven en el país, afectan directamente
a la educación, una educación que sólo alcanza el 3.9% de crecimiento, con más
de 32 millones de personas en condición de analfabetismo, y el hecho de que sólo 3, de cada 10
mexicanos de entre 19 y 23 años, tiene acceso a la educación superior, un México en el que de cada 100 niños, sólo 13 estarán terminando sus estudios de
licenciatura, un Estado en el que 2 de cada 3 ninis son mujeres, un país en el
que se registran más de 5 mil 190 muertes por bullying, y en el que se cree que
con 166 millones de pesos se tapará la violencia en la escuela por acoso.
El
secretario de la Organización de Estados Iberoamericanos, redacta: “La educación para una ciudadanía activa, democrática,
multicultural, solidaria y responsable es en los comienzos del siglo XXI una de
las grandes tareas de la sociedad y de los sistemas educativos”, más que una
tarea, es una necesidad, y es que, las tareas se realizan en casa, pero en el
caso de México, en la casa, no hay papel, ni lápiz, la falta de valores que
fomenten la solidaridad, es tan escasa, que se torna nula, puesto que no existe
respeto ni por las mismas etnias que se encuentran en el país, y con la muerte
de Galeana, no se cuestiona dicho argumento, más allá, incluso, se hace
evidente la escases de solidaridad.
La poca apertura a la multiculturalidad, y no es
necesariamente hacia las mismas etnias del país, sino a los otros países, que
si bien, se realizan acuerdos, pero ponen en una posición por debajo al pueblo
de México, gracias a un Presidente poco capaz para la negociación comercial, y
que pueblo querría que le siguieran quitando lo que es suyo por derecho, pero
es de otro por comercio.
Más
allá de la dinámica tan cambiante, desgastante, perpleja, y hasta triste, más
allá de la multiculturalidad, la
globalización, las tic´s, más allá de
los valores, de la etiología del mismo curriculum y de sus fuentes y modelos,
se encuentran las personas, personas que necesitan respuestas.
Respuestas
que no se contestan con la reforma educativa que atañe al gobierno federal en
éste sexenio, respuestas que no se consolidan con los 166 millones de pesos que
se invierten en el fenómeno bullying, la respuestas es aún más simple y
agobiante, la respuesta advierte a la
dicotomía del proceso de producción, y como toda respuesta que resulta de la
cruda realidad, se prefiere creer en la mentira, antes que llorar por la
verdad.
Si
bien es cierto, la evaluación de alumnos es un importante aspecto
de la evaluación del currículo, que contribuye a facilitar cómo entender el
impacto y el resultado de los programas educativos, pero en México, dicha idea,
queda muy lejana a la realidad, una realidad en el que 49% de los profesores
reprueba el examen de carrera magisterial.
Una
realidad en donde se cree en papel, en donde se postula en el curriculum formal
la esencialidad en el que la medida esencial para el éxito de cualquier
currículo es la calidad del aprendizaje de los estudiantes. Donde la calidad se
burocratiza y donde las bases de la educación no se forjan con hierro, si no
con papel, con papel que al verse dentro de la tormenta, la lluvia lo
desbarata, donde se prefiere la cantidad, antes que la calidad, donde el
objetivo es atar a los alumnos a la butaca para que se inserten al sistema, y
que después de la butaca, al ser adultos, se aten a un escritorio, donde parece
que la escuela, antes que impulsar el saber, resulta ser fábrica de producción
de objetos con competencias.
Si bien,
el conocer el grado en que los estudiantes han alcanzado los resultados
especificados en el currículo es fundamental tanto para el mejoramiento de la
enseñanza, como para la evaluación del currículo, una evaluación sumativa, en
la que se le pueden añadir a la cuenta los 5 mil 190 alumnos muertos por
violencia escolar.
La farla
y la pandereta que resultan del protagonismo de las estrellas, políticos y
gobernantes, no son más que reflejo de todo con todo, el sistema es un ligue de
cada uno de los pilares, la estadísticas sobre la educación en México, no son
más que reflejo de la sociedad, y a lo que Aristegui se pregunta, sobre el
porqué pasa esto en el país, al igual que muchos de los mexicanos, la
respuesta, como mencioné antes, es simple y sencilla, la respuesta es por la
falta de reconocimiento, la falta imperiosa de ver la realidad, una realidad
que rebasa las mismas cifras, porque no todo se dice, y de lo poco que se dice,
es desgarrador.
Donde los
“esfuerzos” que realiza el gobierno, son insuficientes, puesto que 1 millón 136 mil 833 niños no tienen acceso a la educación, y a
aquellos que la tienen, cuando llegan a terminar una licenciatura la respuesta
que brinda el Estado son contratos basura, donde sólo el 2% de los pobres puede
pasar a la clase media baja y se puede dejar de renovar el contrato en los
meses de diciembre o cuando se encuentra una mujer embarazada, porque en éste
país, ser mujer es agobiante, pero aún más, si se encuentra en situación de
pobreza.
Habrá que
darse cuenta de la realidad desgarradora, habrá que abrir los ojos ante la luz
del sol, y en éste sentido, habrá que canalizar todo esa energía, para
movilizar al país, porque la necesidad es mucha, pero las respuestas son pocas.
Las
personas necesitan que se personas, dejar las máscaras de la codicia, de la
farla, y el chantaje, se necesita, vaya, es imperioso, que lo que se escribe,
se grabe en piedra, y dicha piedra, de cimiento a las bases de la educación en
México, donde hablen el trabajo por sí sólo, y no la fanfarria de los medios
masivos, se habrá que trabajar en valores, valores que vayan más allá del
futbol y su mundial, más allá del verde, blanco y rojo, más allá del 16 de
septiembre, o el día de la raza, valores reales, valores de historia,
porque los huachichiles en Zacatecas, al
igual que Zapata, prefirieron morir uno a uno luchando, antes que sobajarse y
vivir una vida de rodillas.
Habrá que
recapitular, que el que no tiene memoria de su historia, la puede volver a
repetir, porque sí y el currículum oculto, deberá de dejar de ser oculto,
deberá de tener memoria, porque si no se hace en principio su gravado en
piedra, nunca se solidificará la acción ética del profesor y el alumno, y
deberá quedar en la memoria, que si el estudiante aprende, no sólo por
observación, si no gracias al ensayo y error, será necesario mencionar en a
historia, que lo que se realizó fue el ensayo, y un error que está costando el
derrame de sangre, pero que con ello, se habrá de tener que aprender.
Porque si
el currículum formal, sigue jugando el papel de la mentira, al igual que el
Presidente Enrique Peña Nieto, podrá engañar a muchos, un largo tiempo, y en el
caso del New York Times 18 meses, pero no a todos y todo el tiempo, ya que
tarde o temprano, el dedo que tapa al sol, se quema por los rayos o la mano pasa
a cansarse.
Será imperioso,
dejar de ver que los alumnos son los que tienen la culpa de obtener el último
lugar en el examen PISA dentro de los países que se encuentran en la OCDE, y
ver que sólo son reflejo de el mismo sistema educativo, dejar de echar culpas,
y mejorar en acciones, dejar de vivir en el laberinto de la conformidad de
Dresser, y tener la suficiente capacidad cognitiva para poder establecer
objetivos cifrados en valores, porque la capacidad de llegar a los objetivos,
no se mide por los títulos, antes bien, se rige por la fuerza, la motivación y
la valentía, porque muchos de los personajes mexicanos, ni si quiera tenían
educación, y sin embargo, realizaron mucho más, de lo que muchos políticos con
cara bonita y títulos de Universidades privadas están dando a México.
En una sociedad tan desigual como la iberoamericana, donde
la educación se ridiculiza en la práctica, donde el curriculum oculto, a
diferencia de los acordeones que utilizaron los 79 profesores en sus exámenes
en carrera magisterial, no se encuentra tan oculto, y se hace necesaria, por
tanto, la formación de ciudadanos libres, cultos
y solidarios, para poder conducir la superación de la pobreza, la marginación y
la inequidad.
Es decir; se debe de invertir en las personas, no en los
fenómenos, no en los hechos, como la violencia, la marginación, se debe de
apostar a los actores de la educación, resulta necesario entonces, la formación
de valores, una inversión que debería de realizar la que la Secretaria de
Educación del Estado de Zacatecas, en vez de cerrar puertas con las cero plazas
ofertadas en el área de psicología para éste ciclo 2014-2015, una educación que deje de ser elitista, en
donde debe de invertir en los niños zacatecanos, no en un gasoducto.
Pero pese a la necesidad, pese a que el pueblo reclama, no se
le hace caso, por tanto, se deberá de trabajar en la educación fijada en
valores desde nosotros mismos, en la que el docente y profesor, cumplan la
tarea de ética y respeto hacia su propia persona, en el que deban de saber que
los acordeones podrán engañar a los evaluadores, pero a sí mismos, nunca, y que
cada uno de ellos, deberá ser juez y verdugo de sus propias acciones, porque si
no lo hacen, sino desempeñan dicho rol, quien la llevará será, ya no el futuro
del país, será el propio presente, un presente que nos está cobrando con sangre
la factura a diario.
En este sentido, los hechos hablan por sí solos, la realidad
rebasa las cifras, y si seguimos en los lares de la conformidad, esperando que
los otros hagan lo que deberían, cuando se avecine nuevamente la tormenta, la
lluvia volverá a hacer lo suyo, y sólo se espera, que no se afecte a un
familiar, a un ser querido, porque sólo entonces, se sentirá, lo que muchos
siempre han sentido.
Se concluye, por tanto, que se debe de invertir cada uno de
nosotros en cada uno de nosotros, vaya, las personas, deberán de invertir en
las mismas personas, en su propia elaboración de herramientas psíquicas, para
poder trabajar con la realidad, en dejar ya de realizar análisis que no
producen ni la cura del cáncer, ni mucho menos la aceptación a la diferencia, y
por tanto, la nula respuesta, a una realidad que la demanda.
Por tanto, al trabajar
todos y cada uno de nosotros, con lo que nos corresponde, en vez de seguir
viendo la paja del ojo en el vecino, se podrá producir la necesaria
construcción de un presente prometedor, en el que pese a la tormenta, las bases
de roca, resistan y se sigan moldeando hasta pulirse, en donde la roca,
finalmente se vuelva zafiro, la piedra de la sabiduría.
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